Revelación: alianza cósmica, mosaica y cristiana

Volume 5, Issue 1, February 2021     |     PP. 1-24      |     PDF (347 K)    |     Pub. Date: March 31, 2021
DOI: 10.54647/sociology84507    140 Downloads     5356 Views  

Author(s)

Jorge Peña Vial, Universidad de los Andes, Chile

Abstract
They are not the same, although they are related, religion and revelation. Christianity is not a religion among others: it is a revelation and an event. The righteous pagans (Noah, Enoch, Melchizedek, Job), alien to the positive religion that begins with Abraham, discover God in nature and its laws. The Old Testament describes the preparation of Christ first in the cosmic alliance and then in the Mosaic alliance. The Bible tells us the story of mirabilia performed by God both in the cosmos and in history. Ignorance about God is inexcusable. The Incarnation is presented to us as the culmination of that divine action that began at the origins of the world. God does not show himself only as creator, but he establishes an alliance with men: the cosmic alliance, the one made with Abraham and the new and definitive alliance with Jesus Christ, and of this with the Church. God is not a God who keeps silence. The history of salvation is a progressive unveiling of the Trinity.

Keywords
religion, revelation, cosmic alliance, mosaic alliance, Christian alliance, history, event

Cite this paper
Jorge Peña Vial, Revelación: alianza cósmica, mosaica y cristiana , SCIREA Journal of Sociology. Volume 5, Issue 1, February 2021 | PP. 1-24. 10.54647/sociology84507

References

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[ 9 ] La expresión es de Charles Journet, L’ Eglise du Verbe Incarné. Essai de Theologie Speculative, Tomo I, ed. Desclée de Brouwer, Paris, 1955, p.46.
[ 10 ] Cfr: Sabiduría, 19, 3; Eclesiástico, 44, 17; Ezequiel lo nombra entre los que se han salvado junto a Job y Danel (Ez. 14, 14)
[ 11 ] “Porque todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está constituido a favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, para ofrecer dones y sacrificios por los pecados (…) De igual modo, Cristo no se apropió la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que se la otorgó el que dijo: «Tú eres mi hijo, /yo te he engendrado hoy». Asimismo, en otro lugar, dice también: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec». Él, en los días de su vida en la tierra, ofreció con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado por su piedad filial, y, aun siendo Hijo, aprendió por los padecimientos la obediencia. Y, llegado a la perfección, se ha hecho causa de salvación eterna para todos los que le obedecen, ya que fue proclamado por Dios Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5, 1-10).
[ 12 ] Ratzinger, Joseph, Fe, verdad y tolerancia. El cristiano y las religiones del mundo, trad. al cast. de Constantino Ruiz Garrido, ed. Sígueme, Salamanca, 2005, p. 87.
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[ 14 ] Danielou, Jean, Les Saints Paiens De L’Ancien Testament; trad. Al cast. de Delfin Leocadio Garasa, Los santos paganos del Antiguo Testamento, ed. Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1960.
[ 15 ] Cfr: Neher, André, La esencia del profetismo, ed. PUF, Paris, 1955; trad. al cast, en ed. Sígueme, Salamanca, 1975.
[ 16 ] En cambio, el rito, en el que se narra el mito, es una reactualización imitativa, no de las realidades del cosmos físico, sino de los gestos arquetípicos de las acciones divinas realizadas en el tiempo primordial. “Por medio de cualquier ritual, y por lo tanto por medio de cualquier gesto significativo, lo primitivo se inserta en el tiempo mítico, porque la época mítica no debe considerarse simplemente como un tiempo pasado, sino como presente y también futuro, como un estado y un período. Este período es creador, en el sentido de que fue entonces cuando tuvieron lugar la creación y la organización del cosmos, al igual que la revelación de todas las actividades arquetípicas. Un rito es la repetición del tiempo original” (Eliade, M., Tratado de la Historia de las religiones, ob. cit., pp. 338-339). “¡Qué maravillosa certeza es que la vida de cada persona no se pierde en un desesperante caos, en un mundo regido por la casualidad o por ciclos que se repiten sin sentido!” (S.S. Francisco, Laudato Si’, n° 65).
[ 17 ] Justino, Apología., 11, 10, 1-3.
[ 18 ] Clemente de Alejandría, Stromata. VI-VIII (Vida intelectual y religiosa del cristiano), ed. preparada por Marcelo Merino, ed. Ciudad Nueva, Madrid, 2006, VII, 2.
[ 19 ] Ibidem, Strom., VI, 5.
[ 20 ] Strom., VII, 2.
[ 21 ] Tomás de Aquino, S. Th., II, II, 2, 7.
[ 22 ] Ratzinger, J., Fe, verdad y tolerancia, ob. cit., p. 149.
[ 23 ] I Jn., 4, 8: “Aunque nada más se dijera en alabanza del amor en todas las páginas de esta Epístola –exclama San Agustín-; aunque nada más se dijera en todas las páginas de la Sagrada Escritura, y únicamente oyéramos por boca del Espíritu Santo «Dios es amor», nada más deberíamos buscar” (In Epist. Joann. ad Parthos, VII, 5).
[ 24 ] Ratzinger, J., ob. cit., p. 152.
[ 25 ] Ratzinger, Joseph, Fe, verdad y tolerancia, ob. cit., pp. 80-81.
[ 26 ] Gregorio de Nacianzo, Discursos I-XV, edición preparada por Marcelo Merino, ed. Ciudad Nueva, Madrid, 2015, V, 2.
[ 27 ] Ireneo, Adversus haereses., 4, 38, 3.
[ 28 ] Cfr: Forte, Bruno, La Iglesia de la Trinidad, trad. al cast. de Alfonso Ortiz García, ed. Secretariado Trinitario, Salamanca, 1996